Ermita de humilladero situada en la salida noroeste del pueblo, de origen medieval, mejorada en el siglo XVIII. Edificación sencilla y simple, al haberse empleado materiales de la zona, construida con la técnica de piedra seca. En ella se venera a la Virgen de los Dolores, a San Sebastián y al Santo Cordero o Jesús Nazareno, con la Cruz a cuestas, por el que se siente mucha devoción en la Villa. Antiguamente de aquí partía un Vía Crucis que finalizaba en el Calvario, cuyos rezos eran dirigidos por los frailes Franciscanos del convento de San Marcos. Muchos peregrinos, procedentes de las Hurdes y de la Sierra de Gata, que venían a rendir culto a la Santa Cruz Bendita, hacían su último tramo de rodillas, desde aquí a su Santuario, como reconocimiento del favor recibido por ella.
De aquí salían caminos para ir a las Hurdes, a Ciudad Rodrigo y al río de los Ángeles. También se cogía una vereda para subir y atravesar la sierra de Santa Bárbara.